28/8/18

Si la gente supiera de mis sueños. 
Esos siameses oníricos que vienen a mi cuando no estoy enredada en lo mundano. 
Esos cíclopes, esos mancos, esos bicéfalos de humo, 
de aire.
Mounstruos mentales, esos seres. 
Si la gente supiera lo que mi cabeza hace con ellos.

3/8/18

Como brilla el vidrio en el asfalto.
Lo he visto,amenazante,
cortando el viento a toda velocidad: imparable
penetrando todo lo que tengo por certeza,
haciéndome pensar en que dormir es perder el tiempo,
como si el tiempo fuese real,
como si existiera;
así, como si valiese la pena rendirle toda esta pleitesía.
El rey del mundo: el tiempo.
Porque el tiempo es oro,
y al que madruga “dios” le ayuda.
Quien creyera.

1/8/18

                                                         Este va para todos los que aún quedamos

Lo único seguro es la muerte,
que retratan flaca pero que se me antoja enorme, 
con los costados hinchados de tanta siega,
con la boca atestada de carnes finas.
Lo único seguro. Ella.
Sus pasos resuenan fuertes,
nos lamen las orejas,
nos mordisquean la espalda
mientras nos arrulla con silbidos ingrávidos,
con canciones que parecen de cuna,
desde lugares atestados de infinitos
oscuros y acogedores.
La muerte que avanza hacia nosotros impávida,
rozándonos las puntas de los dedos
con ventiscas renovadoras,
con airecitos garatusa,
con la sonrisita debajo de las uñas
y sobre los pelos de los brazos.
La muerte que camina lenta pero segura
hacia, eso si, todos.
Que se desgaja sobre los días,
los meses,
los años,
desprendiéndonos uno por uno
o, a veces, por tajos.
La muerte.
Desde todas partes,
y ninguna,
tan llena de ella como nadie de si mismo.
Alzándose sobre todos,
viniéndose sobre todos,
desfilando en caravana:
sola,
magnifica,
grandilocuente,
acercándose desde un principio,
con paso lento pero irrebatible,
indefectible.
Dándonos ventaja,
como si, al final, le diéramos igual.

13/7/18


Ser y no ser,
pensar y no pensar.
Tener las piernas como rollos y mirarlos desde arriba,
intentando creerse que eso que está abajo no es de uno.
Estar.
Tener opiniones, o no tenerlas.
Hablar con uno mismo en la ducha, o en las tardes calladas de domingo.
Ser, estar.
Pasearse por la habitación soltando pequeñas frases inconexas,
como si eso fuese a calmar la pena que producen las acciones propias en retrospectiva.
Sollozar, rascarse, dormir, respirar.
Reírse de uno mismo y de su falta de memoria,
de la cara que debió haber puesto cuando pasó “TODO” eso.
Planear venganzas detalladamente.
Repasar libretos mentales de lo que diría, de lo que debió haber dicho,
de lo que sucedería si me encontrase con.
"Fracasar" con todo el ímpetu del mundo
y después encerrarse un mes, dos, tres…
saliendo solo para beber o comer,
o para dañarle la fiesta a alguien tan solo con la incomoda presencia.
Creerse capaz de eso, saberse capaz de
eso, y aún así ser nadie, ser nada,
y bailar en toalla saliendo de la ducha.
Vestirse sin cerrar las persianas, no por exhibicionismo, no por vanidad:
por pura y mundana pereza.
Quedarse despierto y no escribir una sola palabra más allá de estas palabras.
Existir. 
Vivir, así no más: sin glamour. Sin tanto brillo.