9/11/17

La sonoridad de las palabras -pequeños artilugios, sustancia misma del lenguaje-, es algo que jamás dejará de embelesarme. O quién podría resistirse a la sutil delicia que encierra el insulto "...pléyade tan perfecta de mediocres...". Cosas como esa me hacen amar aquello de lo que tanto desconfío.