4/12/08

THIS WHOLE CITY’S GOING TO BURN.

This city already burned, I burned it, I burned with it.

I decided to do it by my self: I took a candle and began to light my clothes till they disappeared into ashes.

I burned my self, I burned this city,
now I just want to rest.

21/7/08

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¿Cómo será todo del otro lado? ¿Cómo se verá la pantalla del computador? ¿Cómo sonarán las canciones? ¿Cómo serán mis labios pintados de rojo y mis vestidos negros desde allí? Las tardes lluviosas, las de sol y los días en los que no dan ganas de trabajar.

¿Cómo olerán las sabanas después de los terrores nocturnos? ¿A que sabrá un trago caro? ¿Cómo se sentirá el agua en la piel por las mañanas?

¿Sudarán las manos ahora que caminan solas?

El otro lado, ¿Cómo será? ¿Negro? ¿Blanco? ¿Gris? ¿Estará siquiera allí? ¿Existirá?

También podría suceder que yo me lo estuviera imaginando todo y que al final no hubiese otro lado. Sólo este, donde estoy yo, donde habito y sólo hay silencio y la luz apenas entra por las ventanas.

5/6/08

A Roma no voy mas.

Sin colores, sin esperas,
sin pájaros ni atardeceres de mierda.
Mi adolescencia ya pasó,
hace rato que leí a Cortázar y a Kundera,
ya no me duelen los pies cuando camino en tacones
y no me sorprendo con el devenir sonámbulo,
ni con el capitulo 6 de Rayuela.
Y al final la que no se encandelilla con la novedad soy yo,
y al final vas a ver que después de un tiempo todo es lo mismo,
y que todas volvemos a estar hechas en la misma forma y de la misma manera,
y que eso esta bien.
Y que la desilusión,
y que el silencio,
y que en la distancia todo es mas bonito.
Así que esta es mi despedida, este es mi goodbye.
"La persona que está tratando de localizar no se encuentra disponible."
Beeeeeep.
Click.



18/5/08

The rejected ones

Henos aquí a los rechazados, arrastrando nuestros brazos por el piso, derrotados, llorando día y noche por el tiempo que se fue, por las guerras perdidas, por las madrugadas a solas con nosotros mismos. Aquí estamos impugnados como leprosos del olvido, marginales del cariño.
Nuestras caras son de arena, nuestras manos son de arena y el alma se nos mueve como sombra, de pared a pared, en busca de una luz que por fin la desvanezca.
Somos varios y nos reconocemos, aun así nos falta el valor para agruparnos. Observamos a los que pertenecen desde oscuros recintos y nos burlamos de ellos con odios amargos y rencores viejos.

Aquí estamos los rechazados, los no convidados, los jamás aceptados, y nuestras invitaciones nos queman como ráfagas calientes, y nuestras memorias nos condenan mientras los oídos nos repiten el constante tintineo de las negativas recibidas, de las arduas jornadas en silencio, de las largas temporadas tratando de olvidar los recuerdos propios.

Los rechazados: aquí somos, aquí estamos.

6/5/08

43

La madrugada de mi cumpleaños numero 43 abrí la puerta de la casa y mis demonios estaban allí de nuevo. Los encontré sentados frente a la chimenea apagada, tomando whisky.
Como eran viejos conocidos los salude a todos por sus nombres: “Señores, ¿como están?” les dije, y ellos me respondieron en coro. Empezamos la conversación como si nos fuésemos ajenos, porque habíamos pasado mucho tiempo alejados, pero con el paso de la noche nos fuimos reconociendo de nuevo y entonces volvimos a los viejos chistes, a las antiguas bromas.

Saqué los cigarrillos del bolsillo y nos los fuimos acabando mientras todos me hablaban de sus vidas. Sobre la mía no hubo necesidad de conversar, ellos ya lo sabían todo en detalle.
De vez en cuando había silencios y entonces yo jugaba a adivinar que viejos pecados los atormentaban, mientras sentía sus miradas frías todas sobre mí, sus manos ansiosas intentando sostener el vaso helado, hasta que alguno tosía y entonces retomábamos el hilo. No quisimos hablar del pasado, ¿para que? Ya sabíamos que habíamos sido buenos compañeros en otros tiempos, sabíamos que nunca nos habíamos faltado, que nunca nos habíamos abandonado. No había punto en desenterrar viejos cadáveres, antiguos resentimientos; así las cosas estaban bien. Ellos ahí y yo con ellos, como nunca debió haber dejado de ser.

Después de un rato, cuando los zapatos nos empezaron a fastidiar y varios ya se habían desabrochado las mancuernas de las camisas, me dio por decirles que me iba a dormir, pero que quedaban en su casa, que nada mas se fijaran en que no se fuera a salir el gato. Entonces me levante de la silla con la borrachera viva y el vaso todavía lleno, me acosté con la ropa puesta sobre la cama tendida y me fui dejando ir hasta que me dormí con el arrullo de sus voces espesas.

Me levantó una sed transatlántica como a eso de las dos de la tarde, fui a servirme agua para poder volver a acostarme un rato más: era domingo, llovía y no había ninguna razón para salirse de la cama. Llegando a la cocina me sorprendió una sensación extrañamente familiar: Ya no tenía miedo, ya no estaba solo, ellos estaban ahí conmigo. Habían venido para quedarse.

30/4/08

Isobel

A veces me canso de ser yo misma,
de mis recuerdos, de mis perdidas.
Me fatiga la idea de saberme presente todas las mañanas,
de levantarme junto a mí en la cama.
Me aburre el olor de mi propia ropa, el ritmo de mi respiración,
mis palabras retumbando en la casa vacía.
Quiero alejarme del tedio que es mi cara en el espejo,
del letargo que es lidiarme.
Yo conmigo día a día,
hora a hora.

24/3/08

Es una lástima.
Yo se que es una lástima tener este pedazo un poco seco,
un poco como la madera ya cortada.
En mí hay un montón de cosas muertas
que se levantan de vez en cuando, 
de un día para otro, 
y me recuerdan que el tiempo pasa, y que yo 
con los ojos vueltos hacía adentro 
no termino de sanar;
que estás, y están muchos otros a los que no he sabido querer.
Hoy es un día de esos.
La soledad se extiende dentro,
se va llevando las ganas de respirar,
los pensamientos,
ahoga los gritos, los distrae.
La soledad es un animal hermoso,
un pajaro de uñas largas que pierde sus plumas.
Es ella y no otra,
la que me hace alejarme,
desprenderme,
sentirme libre en mi dolor.

Anatomía de una mujer triste

Después de un tiempo deje de interesarme por mí misma,
por mis manos y mis cejas, por mis arrugas.
Hice a un lado los salones de belleza, las dietas.
Abandone las cremas y el espejo.
Empecé a fumar,
a sentir asco de mirar para abajo en la ducha,
a odiar.
Me fui dando cuenta poco a poco
de cómo esa que brotaba de mí se hacia cada vez más fuerte,
más ágil.
Me fui convenciendo de cómo esa otra
era más yo de lo que yo era.
Esa es la que esta allí afuera ahora,
mientras tanto aquí dentro, la veo vivir y rio.