Reza hija, reza.
Ora por ti que estás perdida,
por mi que estoy ausente.
Pide por el mundo que se desmorona,
por el tedio que te envuelve,
por la pereza que te corroe.
Clama a gritos por la emoción, el vértigo.
Ponte de rodillas y ruega por el abismo,
por la negrura del vacío,
por el eco de lo no habitado,
y por el firme valor –que no posees-
de por fin reunir la fuerza para dar el salto.
29/6/11
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