Y entonces bien,
después de todo sucede que aún existo,
que puedo respirar y amar hasta con las uñas,
con todos los dientes, con la piel.
Que no estoy tan muerta, que me sobreviví a mi misma.
Que a pesar de mi falta de fe,
de mi humor negro,
de mis pecados,
de mis pérdidas y mi colección de terrores,
a pesar y después de todo,
eso, (como quiera que se llame),
sigue ahí y vive.
Que nunca ardió, ni naufragó en canales de llanto.
Quien creyera.
13/11/09
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