Después de un tiempo deje de interesarme por mí misma,
por mis manos y mis cejas, por mis arrugas.
Hice a un lado los salones de belleza, las dietas.
Abandone las cremas y el espejo.
Empecé a fumar,
a sentir asco de mirar para abajo en la ducha,
a odiar.
Me fui dando cuenta poco a poco
de cómo esa que brotaba de mí se hacia cada vez más fuerte,
más ágil.
Me fui convenciendo de cómo esa otra
era más yo de lo que yo era.
Esa es la que esta allí afuera ahora,
mientras tanto aquí dentro, la veo vivir y rio.
por mis manos y mis cejas, por mis arrugas.
Hice a un lado los salones de belleza, las dietas.
Abandone las cremas y el espejo.
Empecé a fumar,
a sentir asco de mirar para abajo en la ducha,
a odiar.
Me fui dando cuenta poco a poco
de cómo esa que brotaba de mí se hacia cada vez más fuerte,
más ágil.
Me fui convenciendo de cómo esa otra
era más yo de lo que yo era.
Esa es la que esta allí afuera ahora,
mientras tanto aquí dentro, la veo vivir y rio.
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